Opinión: lejos de ser nuestros enemigos, los murciélagos necesitan protección ahora más que nunca

BONN (IDN) - A medida que se están llevando a cabo más esfuerzos en todo el mundo para evitar que la enfermedad por coronavirus (COVID-19) se propague más, existen informes alarmantes sobre algunas comunidades y autoridades gubernamentales están centrándose en el enemigo erróneo: los murciélagos.

No solo matar a los murciélagos no detendrá la COVID-19, sino que también podría causar un daño irreparable a un mamífero que no supone ningún riesgo para la salud del ser humano en su entorno natural y que proporciona enormes beneficios, incluida la polinización, la dispersión de semillas y el control de plagas.

Primero, veamos qué es lo que sabemos. Los murciélagos no propagan la COVID-19. La COVID-19 se transmite entre humanos. Los virólogos están completamente de acuerdo con que la transmisión del virus alrededor del planeta se ha debido al contagio entre humanos y no al contagio entre animales y humanos. Además, no existen pruebas de que los murciélagos infectasen a los humanos con la COVID-19 en primer lugar. Los informes imprecisos que sugieran lo contrario podrían estar contribuyendo a la matanza desacertada de murciélagos.

En segundo lugar, las investigaciones científicas acerca del origen exacto de la COVID-19 aún no han terminado. Existe un consenso acerca de que la COVID-19 pertenece a una clase de enfermedades «zoonóticas» (enfermedades que se transmiten en un principio de animales a humanos). No obstante, lo importante es conocer el cómo y el porqué de esto, de manera que se puedan adoptar las medidas preventivas adecuadas en el futuro.

Uno de los focos investigadores se encuentra en los llamados «mercados húmedos» de Wuhan, China, donde se venden animales vivos, cerdos, aves de corral y marisco, así como muchos tipos de animales silvestres. Rodrigo Medellín, que trabaja para el Consejo Científico de la Convención sobre la Conservación de Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS), y que es copresidente del Grupo de Especialistas en Murciélagos de la UICN, exige que se lleve a cabo una evaluación de los riesgos que conlleva el comercio de ejemplares de animales vivos y muertos en dichos mercados. Se cree que existen las condiciones necesarias para la transmisión de virus entre diferentes especies, lo que, en última instancia, da como resultado una mutación que se transmite y se transfiere a través de los humanos, como es el caso de la COVID-19.

Las enfermedades zoonóticas representan, aproximadamente, el 60 % de todas las enfermedades infecciosas conocidas en humanos. Si bien algunas enfermedades zoonóticas se han vinculado a virus en murciélagos, estos no son el problema. Los murciélagos alojan virus al igual que otras especies, incluidos los humanos. Existen millones de virus en el mundo y la mayoría son beneficiosos. La causa de la aparición de enfermedades zoonóticas en las personas no es la existencia de virus en las especies silvestres, sino los tipos de interacciones de los humanos con dichas especies, las cuales puedan provocar estas transmisiones.

Algunos científicos también señalan a la destrucción e invasión de los ecosistemas naturales por parte de los seres humanos como otra de las causas que explican las enfermedades zoonóticas. Varios estudios confirman que la conservación de especies silvestres de animales y sus hábitats ayudará a reducir la aparición de dichas enfermedades en el futuro.

Existen alrededor de 1400 especies de murciélagos salvajes en todo el mundo. Muchas se han adaptado a los entornos urbanos, a vivir en jardines, en parques urbanos e incluso a anidar debajo de los puentes, sin suponer ni la más mínima amenaza para sus vecinos humanos. Sin embargo, con la destrucción de su hábitat natural y siglos de asociaciones negativas, supersticiones, mitos y leyendas, muchas especies de murciélagos se encuentran en peligro de extinción. Decenas de especies de murciélagos están protegidas por la CMS y, en particular, por un acuerdo específico que se aplica a la mayoría de los países europeos, conocido convenientemente como EUROBATS. Aun así, falta mucho trabajo por hacer para garantizar la supervivencia de los murciélagos en todo el mundo.

Esta no es la primera vez que, en situaciones de pánico, los seres humanos han buscado soluciones rápidas pero equivocadas que pueden provocar daños significativos a los hábitats naturales y sus especies. Tras lo sucedido en 2006 con el brote de gripe aviar, hubo voces que exigían el sacrificio generalizado de las aves migratorias acuáticas y el drenaje de sus hábitats en humedales. De hecho, las aves silvestres fueron las principales víctimas del brote, no su causa, pues se descubrió que esta fueron los criaderos de gallinas domésticas y su comercio.

La medida más urgente que se debe tomar para combatir la COVID-19 es la de detener su transmisión, que se da entre humanos. A largo plazo, debemos examinar y detener las prácticas humanas y los usos concretos de los animales silvestres, así como la destrucción generalizada de los hábitats naturales, con el fin de prevenir otro acontecimiento tan horrible en el futuro.  

Amy Fraenkel es la Secretaria Ejecutiva de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres de las Naciones Unidas.

 

Last updated on 22 July 2020