Opinión: el espectro de la extinción persigue al fantasma de las montañas

Bishkek (AKIpress) - La cobertura informativa sobre el leopardo de las nieves tiende a ser eclipsada por sus primos más grandes: el león ocupó el primer plano en la reciente Conferencia de la CITES, en la que los gobiernos establecieron las normas para el comercio internacional de animales y plantas en peligro de extinción. Pero el leopardo de las nieves es igualmente merecedor de nuestra atención. Afortunadamente así lo reconoció el Presidente de Kirguistán, y se lanzó la iniciativa de promover la conservación del leopardo de las nieves. La respuesta fue alentadora, ya que todos los Estados del área de distribución mostraron su voluntad de adoptar medidas.

Uno de los resultados de la iniciativa del Gobierno de Kirguistán ha sido el establecimiento del Programa mundial de protección del leopardo de las nieves y su ecosistema (GSLEP), que reúne a todos los Estados del área de distribución para elaborar planes de gestión de los territorios utilizados por los leopardos de las nieves. Este mes se celebrará un importante acontecimiento de sensibilización en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, que dará lugar a la celebración del Día internacional del leopardo de las nieve el 23 de octubre.

Uno de los objetivos establecidos en este programa fue designar 20 paisajes de alta prioridad, que son vitales para la supervivencia del leopardo de las nieves y de los animales que constituyen su presa. Este objetivo ha sido superado de hecho, ya que se han identificado 23 paisajes de este tipo. Sin embargo, pese a que un tercio del área de distribución del leopardo de las nieves se encuentra a menos de 100 kilómetros de las fronteras internacionales, solo uno de esos paisajes se extiende por superficies transfronterizas.

Avistar el leopardo de las nieves es difícil incluso para expertos experimentados, y se cree que su número oscila entre 3.000 y 8.000 ejemplares – las estimaciones son imprecisas debido a la dificultad de estudiar esta especie – ya que la extensa área de distribución de estos gatos se encuentra a elevadas altitudes en las montañas de Himalaya y de Altai. Considerando la escasa presencia de animales en un área tan vasta, es vital para la supervivencia del leopardo de las nieves poner bajo protección un hábitat suficientemente amplio y que las diferentes áreas estén conectadas entre sí.

No obstante la naturaleza inhóspita del hábitat escasamente poblado del leopardo de las nieves, ello no garantiza que los gatos, por cuanto evasivos, no estén expuestos a los peligros provenientes de los seres humanos. Los animales se cazan por sus pieles y otras partes del cuerpo para su uso en la medicina tradicional china. El cambio climático afecta también a las montañas. Cada vez más áreas se están transformando en áreas idóneas para el pastoreo, con la consiguiente limitación de los territorios del leopardo de las nieves así como de los territorios igualmente importantes de sus especies de presa y el aumento de las probabilidades de encuentros con los seres humanos. Para los agricultores que se ganan la vida criando ovejas, la pérdida incluso de un reducido número de ganado puede tener consecuencias financieras devastadoras, por lo que no es de extrañar que consideren una amenaza al leopardo de las nieves.

Todo esfuerzo por conservar el leopardo de las nieves debe contener dos elementos fundamentales. El primero es el reconocimiento de que siendo el leopardo de las nieves un animal transfronterizo –y por lo tanto migratorio conforme a la definición de la Convención – no respeta las fronteras políticas y consecuentemente es esencial la cooperación internacional para que los esfuerzos de conservación tengan éxito. Es necesario poner bajo protección un mayor número de paisajes transfronterizos. Así, en un taller convocado por la Convención sobre especies migratorias y la ONG Flora y Fauna Internacional, se identificaron ocho de tales áreas como candidatas adecuadas. Se requiere además la colaboración de los funcionarios encargados de la observancia de las leyes así como de los funcionarios de aduanas para impedir el comercio ilegal, y los países por su parte deben aprender de la experiencia mutua en involucrar a las comunidades locales en los trabajos de conservación.

Persuadir a los propietarios de ganado de que pueden coexistir con el leopardo de las nieves es el segundo elemento indispensable. El potencial para desarrollar el ecoturismo centrado en el leopardo de las nieves es limitado. En Rwanda hay bastantes gorilas habituados a los visitantes humanos para que la observación de la fauna silvestre sea viable. En cambio, solo los viajeros más fuertes estarán probablemente dispuestos a cabalgar por tierras salvajes privándose de las comodidades modernas y sin ninguna garantía de poder avistar un leopardo de las nieves. Por lo menos se pueden adoptar medidas relativamente sencillas para evitar que los leopardos de las nieves maten al ganado, p. ej. construyendo corrales a prueba de predadores y facilitando planes de seguro sencillos para resarcir a los agricultores por los animales que pierdan a causa de esos gatos.

Actualmente se está cuestionando la vieja ortodoxia de que los depredadores apicales producen poco impacto en su medio ambiente, pero todavía hay dudas sobre la influencia que el leopardo de las nieves puede tener en un área de distribución tan extensa, considerando su reducido número. Pero el leopardo de las nieves constituye una buena especie indicador, al depender de grandes ecosistemas intactos y ser su hábitat de montaña sorprendentemente rico de animales y sobre todo de plantas. Así, si los gatos prosperan, muy probablemente también el medio ambiente más amplio gozará de buena salud.

Se requiere el compromiso de todos los Estados del área de distribución. China acoge el 60% de la población mundial de leopardos de las nieves. La Federación de Rusia alberga alrededor de 70-90 ejemplares, mientras que Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, albergan también un reducido número de 30-350 ejemplares cada uno. Si bien estas cantidades solo representan una fracción de la población total, los países de Asia central albergan las poblaciones más septentrionales, por lo que protegiendo a los animales en estas áreas se contribuye a salvaguardar su diversidad genética. Solo mediante la mutua colaboración los países pueden salvar sus leopardos de las nieves. La CMS y sus ONG asociadas, NABU y Panthera, están dispuestas a prestar su apoyo para asegurar que se tenga plenamente en cuenta la dimensión internacional de los esfuerzos por salvaguardar el "fantasma de las montañas".

Por Bradnee Chambers, Secretario Ejecutivo de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres.

 

Last updated on 13 Octubre 2017